Rojo sol que te ocultas detrás del horizonte,
te llevas la tibieza que hasta recién me dabas,
te pierdes como huyendo de la faz de la Tierra,
esperando quizás una nueva alborada
No me quites tu luz, no te lleves mi calma,
no me dejes a oscuras perdiendo mi esperanza.
Dame el oro de tus rayos para entibiar mi alma,
no permitas que el frío me mate sin mañana
Observo este crepúsculo cargado de colores,
aroma de mil flores rodean mi nostalgia,
y la quietud reinante me turba, me desarma,
y este dolor inmenso me grita que no hay nada
te llevas la tibieza que hasta recién me dabas,
te pierdes como huyendo de la faz de la Tierra,
esperando quizás una nueva alborada
No me quites tu luz, no te lleves mi calma,
no me dejes a oscuras perdiendo mi esperanza.
Dame el oro de tus rayos para entibiar mi alma,
no permitas que el frío me mate sin mañana
Observo este crepúsculo cargado de colores,
aroma de mil flores rodean mi nostalgia,
y la quietud reinante me turba, me desarma,
y este dolor inmenso me grita que no hay nada
Ana María (28-9-06)
¡Qué bonito, amiga! :-))
ResponderEliminar¡Bellísima Ana María! Es increíble la sensibilidad de alguna personas de poder plasmarla en un escrito.
ResponderEliminar¡Te felicito! y gracias por decidir compartirla.