Hay una fuerza, una energía que más allá del razonamiento o pruebas de laboratorio, actúa de manera trascendente y milagrosa en la vida de las personas.
Algunos pueden llamarla sobrenatural, pero esto no es así.
Son fuerzas naturales, propias, innatas del ser humano, congruentes con la naturaleza toda.
Esto es lo primero que uno debe aceptar para comenzar a modificar condicionamientos internos que hasta ahora, han conducido a la humanidad a depender más de los demás que de sí mismos y de sus potencialidades.